Un silencio reinundó la habitación. El gesto de su cara cambió durante unos escasos minutos, en los que solo inhaló humo, y cuando supo que ya era suficiente lo exhaló. Se dirigió a mí y me dijo:
-
" Saldré a dar un paseo. Prefiero ir solo, así que, no te molestes si... " -
- Tranquilo, lo entiendo. No te esperaré.
- No lo hagas...
Cogió su chaqueta, su caja de cigarrillos y casi sin darme cuenta él ya no estaba. Se había marchado, y, probablemente no volvería.
El único recuerdo que había dejado en aquella habitación, a pesar de que no se llevó nada, fue el humo de su último cigarro allí. Se fue solo, sin telefono, sin reloj, sin todo y sin nada. Solo cigarrillos, su piel y sus ojos.
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