Tras un escaso minuto, Jack volvió a dar otra calada a aquel cigarrillo infinito. Recuerdo muy bien el sosiego que le traía cada cigarrillo, y como cerraba los ojos cada vez que despedía todo el humo de su boca; Solía jugar con sus labios para que el humo largase más lento.
De pronto se incorpora. Puedo oír que tararea una antigua canción de Phil Collins, mientras se acerca a la única ventana de la estrecha habitación. Yo continué observándole, admiraba todos sus movimientos, la forma en la que balanceaba su cuerpo eran para mí un espectáculo.
De fondo podía escucharme la lluvia torrencial y los coches y autobuses de la gran ciudad. Eso a Jack le fascinaba, todas las noches que podía, se quedaba a observar las luces de Sao Paulo y perseguía a algún que otro coche con la mirada.
Todo se encontraba tan estático… ¡ Hasta yo estaba inmovilizada ! …
Jack decide sacar otro cigarrillo, mientras lo hace, vuelve a cantar esa canción en bajito y muy suave. ¡ JÁ ! En mi cabeza yo me río, sé lo que está haciendo, lo hace a menudo y sin mirarme si quiera. Intenta seducirme , y lo consigue. Cuando sabe que lo ha hecho es cuando me dirige esa estúpida e incitante sonrisa que perturba mis sentidos. Entonces, introduce el cigarrillo en su boca. Los dos mirábamos lo mismo, él de pie y yo sentada. Las gotas de lluvia resbalaban en la ventana, como si no quisieran llegar a la meta… Imagínense la escena. Tanta nostalgia y melancolía juntas, eran quizá demasiado para mí, en cambio, Jack, se regocijaba en tanta tristeza y soledad, mientras yo empezaba a hundirme…
En un momento inesperado ( y esto me hizo salir de aquel amargo y triste trance) Jack hizo volar esas palabras en mi mente:
- “ Puedo sentir que viene en el aire ésta noche…” –
Y casi de inmediato, continué y respondí:
- “ … He estado esperando este momento toda mi vida, sostenlo. “
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